Eran las seis de la tarde. Apagué por unos momentos la serie de Netflix y me dispuse a oír noticieros criollos. Es importante estar al día por mucho que apasionen las escenas en torno al ex primer ministro británico y sus frases magistrales, algunas rescatadas con algo de ayuda, lo que es discutible, de la inteligencia artificial.
Pero más discutible me resultó sumergirme en el día a día de los ministros del gabinete de Gabriel Boric, a los que les hace falta, opino yo, una buena dosis de inteligencia artificial para ver si así logran mejorar sus declaraciones.
Por solo poner un ejemplo, la ministra de la Mujer (porque en Chile hay ministra de la Mujer) manifestó me imagino que muy de sopetón: las decisiones que se toman no se toman pensando en los deseos de los príncipes de la Iglesia (refiriéndose a que el recién consagrado cardenal, monseñor Fernando Chomali, había manifestado que este año he recibido muchos regalos, por cierto, pero hay uno extraordinario que el Gobierno le ha hecho a todo el país, que es no perseverar en la Ley de Aborto Libre).
La ministra reincidió ante los micrófonos: el retraso del proyecto no es un regalo, es por el retraso del reglamento de tres causales. Y el reglamento está atrasado entre otras cosas porque ha habido un gran número de requerimientos a la Contraloría, entre ellos del Arzobispado.
No me voy a detener en el fondo.
Baste solo afirmar que no soy partidaria de que así como se asesina día a día en todas las regiones del país, se asesine también en el vientre materno. Solo rescataré una frase radial que oí al azar: que así como se debe preservar el cachorro de las ballenas, también tenemos que preocuparnos de preservar al cachorro humano.
(No quiero ni siquiera asomarme al tema del alma humana en esta columna; baste la comparación anterior).
Pero a mi modo de ver quizás no haya mala fe en las palabras de la ministra de la Mujer. Tal vez no sabe que un príncipe de la Iglesia (nominación que no es de ahora, sino que viene de antaño) es el primer servidor. Puede ser simple ignorancia y contra eso no hay mucho que hacer.
Supongo que en el gabinete no se advierte esa falencia porque, realmente, no sé cómo se las ha ingeniado el mandatario para rodearse de ministros capaces de hacer las declaraciones que hacen. Lamentables.
Y para no hacerlas o tergiversarlas cuando les conviene.
O incluso para prestar el podio de La Moneda a alguno que, tras despedirse oficialmente, termina en Capitán Yáber.
Tal vez sería ilustrativo, y lanzo la idea, recopilar frases de Boric y de sus ministros en un solo libro.
Las frases de Sir Winston Churchill han sido recopiladas con mucho éxito.