MARÍA ESTER SERRANO PUBLICABA CON EL APELLIDO DE JOSÉ DONOSO

 

MARÍA ESTER SERRANO PUBLICABA

CON EL APELLIDO DE JOSÉ DONOSO    

Lillian Calm escribe: María Pilar Donoso o María Ester Serrano me reconoció llanamente el asesoramiento de su marido, el reconocido escritor José Donoso. Y aclaró: Si el libro no le hubiera gustado a la editorial, no me lo habría publicado por más Donoso o por más Neruda o por más Borges que me hubiera apellidado.

Al casarse con José Donoso -cuyo centenario de nacimiento se cumple este 5 de octubre, lo que lo ha convertido nuevamente en título de portadas- María Ester Serrano pasó a ser María Pilar Donoso. Así firmaba. Cuando la entrevisté acababa de escribir  Los de entonces, recuerdos que vieron la luz no sin el asesoramiento de su marido, el reconocido escritor.

A la defensiva, me abordó de entrada:

-Muchos analizan este libro por su parte frívola, por los condes y los duques, pero hay toda una revelación de mi personalidad y de mi vida.

-¿Por qué usted, que se define como feminista y algo lib, utiliza para escribir el apellido de su marido?

-Mi primer libro salió a la semana de haber cumplido yo los 62 años. No era cuestión de desaprovechar todo el trabajo de Pepe dentro del mundo literario.

-Pero, ¿podría explicar cómo María Ester Serrano es la misma que  María Pilar Donoso?

-María Ester Serrano es mi verdadero nombre. Mis dos abuelas, la chilena y la boliviana, se llamaban María Ester y así me pusieron al nacer. Pero en 1948 legué a Egipto durante la primera guerra con Israel. Mi padre iba como delegado del salitre chileno y quienes nos fueron a buscar al barco nos advirtieron, en cuanto nos recibieron, que yo no me podría llamar María Ester y hablar  castellano. Era peligroso. Los únicos que hablaban castellano en Egipto eran los judíos sefarditas. Ahí mismo, en el puerto de Alejandría, me cambié el Nombre. Eso sí, para firmar cheques soy María Ester.

-¿Influyó como autora el que Donoso haya sido un buen apellido literario, mejor que Serrano?

-Si el libro no le hubiera gustado a la editorial, no me lo habría publicado por más Donoso o por más Neruda o por más Borges que me hubiera apellidado.

 

A través de diferentes fiestas

 

-Las fiestas constituyen la unidad de su libro. Parte con el lujo en la corte de Faruk… pero termina en las cárceles de Chile.

-Lo que sentí a los 60 años en las cárceles de Chile fue un poco lo mismo que yo experimentaba en Bolivia cuando iba a la universidad. Siempre participaba en las manifestaciones contra la gran minería. Al llegar a El Cairo me compenetré con el hecho de que los fellahin del rey ganaran cinco piastras al día y las princesas gastaran hasta tres mil dólares en cada vestido que iban a lucir en esas fiestas con caviar y champagne francés en las que participábamos. Pero yo entonces tenía 23 años, estaba enamorada de un príncipe, no vivía en mi país… Cuando vino la caída de Faruk, les decía a mis amigos ya exiliados que no podían esperar otra cosa. Pero yo había vivido esa misma vida. En todo caso no me arrepiento.

 -Y luego en Europa…

-En Madrid mis preocupaciones sociales derivaron en una manera paternalista de hacer la caridad. Yo era muy amiga de la reina Fabiola de Holanda. Hice muchas cosas por seguir la corriente. El extranjero siempre tiene que hacerse un espacio. Yo creo que allá astutamente jugué con el naipe de ellos. Así, si bien yo me bañaba en el mar de Alejandría y en la piscina de El Cairo con trajes de baño lastex,  en Madrid me mandaba a hacer trajes de baño con pollerines, como los de mis amigas.

-Dice en su libro que Fabiola tenía poco éxito.

-Y de repente se casó con Balduino, el soltero más codiciado de Europa. Señalo también que era infinitamente buena. Si no contara algunas cosas, no valdría la pena escribir el libro.

-¿Y qué fue de estos personajes que desfilan por sus páginas, como Dimitri Romanov, ese príncipe que a usted la tenía tan enamorada?

-Él vive en Dinamarca. He mantenido correspondencia con su hermano mayor, Nicolás. A Dimitri solo lo vi en Madrid: lo invitamos con Pepe a comer… Ni los viejos amores ni los viejos sitios dorados de la juventud se deben rever o revisitar.

 

Habla Pepe

 

-¿José Donoso fue leyendo el libro, mientras usted le daba forma?

-En realidad sin Pepe yo no lo habría escrito. Él, que sabía cómo yo escribía y oía cómo narraba, me insistió mucho en que lo escribiera. Fue suya la idea de que lo uniera a través de diferentes fiestas.

No alcanzó a terminar la frase. De pronto José Donoso apareció, inexplicablemente en ese preciso momento, como si hubiera sabido que a la autora le habíamos preguntado sobre él. Y fue entonces a él a quien le pregunté:

-¿Cómo encuentra el libro de María Pilar Donoso?

-Tiene una de las grandes virtudes de la literatura. Una ironía benigna no maligna, que al mismo tiempo hace reír y describe verdades bajo esa risa. Es una  cualidad literaria extraordinaria y, asimismo, muy escasa.

-¿Usted la fue criticando?

-La fui criticando como nos criticamos todos, pero la voz del autor es completamente de María Pilar. Yo no podría imitarla. Y así como la iba criticando debo decir que yo no era capaz de guiarla, porque ella es muy fuerte.

-Y el que se declare feminista pero haya utilizado su apellido…

-Es que ella no es fuerte en un sentido obvio, sino sutil. Tiene una identidad muy fuerte. Ella tranquilamente me usó, lo que me parece espléndido. Como yo la uso a ella. Al fin y al cabo, entre muchas otras cosas, el matrimonio es una sociedad de socorros mutuos.

 

Premio Nacional de origen noble

 

-Y este año, ¿le darán a usted el Premio Nacional de Literatura? (Estábamos en marzo de 1988 y se lo otorgaron por fin en 1990).

-Difícilmente.

-¿Por qué difícilmente?

-Los premios muchas veces se dan por razones no literarias. En todo caso no niego que me gustaría mucho obtenerlo. Fue aprobado por la Cámara y el Senado. Es el premio de origen más noble que tiene Chile.

-Pero también le gustaría obtenerlo por razones literarias…

-Sí, por cierto. A todo el mundo le gusta ver los esfuerzos premiados. No es muy agradable trabajar toda la vida y no verse reconocido en su propio país. Pero esta es una entrevista a María Pilar…

El escritor José Donoso se retira, casi tan imperceptiblemente como ha entrado.

-Como Pepe ha dicho, continúa ella, él me ayudó con consejos absolutamente profesionales. Yo le leía y él me corregía: “Esta enumeración de personajes es semejante a la guía telefónica. Hágalos actuar. No los nombre”. Entonces yo trabajaba con el enfoque de un escritor profesional, como en un taller literario.

 

 
Lillian Calm

Periodista

03-10-2024

 

 BLOG: www.lilliancalm.com

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