MADURO BUSCA ENMENDARLE LA PLANA A JESUCRISTO

 

MADURO BUSCA ENMENDARLE

LA PLANA A JESUCRISTO

 

 

Lillian Calm escribe: “…lo curioso (aunque ya tiene precedentes) es una de las más recientes novedades: en un tono distractor, Maduro ha anunciado a través del canal oficialista Globo Visión que nuevamente ha decidido… adelantar la Navidad. Tal cual, como suena”.

Recuerdo esos días en que recién se hablaba de la enfermedad terminal de a quien entonces creíamos inmortal: Hugo Chávez. Comenzaba la década pasada y ya se hablaba de María Gabriela, la hija mayor, como eventual sucesora. Otros, en cambio, preferían a Adán, el mayor de los hermanos de Hugo. No sé qué habrá sido de ellos, pero sí tengo clarísimo que el sino se inclinó por el que consideraban un moderado (¿sería tan moderado, entonces?), el ministro de Relaciones Exteriores y luego vicepresidente, Nicolás Maduro.

Sabemos cómo continúa la historia y es ocioso repetirla. Desde Chile hemos sido testigos de primera mano (porque hasta Boric ha salido salpicado) de las casi recientes, (y más que recientes, fraudulentas)  elecciones presidenciales. Un vodevil (¿será esa la palabra?) que día  a día parece montar un nuevo acto, en medio de un cada vez más gastado repertorio.

Pero lo curioso (aunque ya tiene precedentes) es una de las más recientes novedades: en un tono distractor, Maduro ha anunciado a través del canal oficialista Globo Visión que nuevamente ha decidido… adelantar la Navidad.

Tal cual, como suena.

No se trata de adelantar Halloween o algún aniversario de qué sé yo qué gesta patriótica… todo movible, por supuesto; sino que estamos hablando de la Navidad, simplemente… porque “ya huele a Navidad” (sic) y está será el lº de octubre.

Dijo Nicolás Maduro:

-Es septiembre y ya huele a navidad y por eso este año en homenaje al pueblo combativo, en agradecimiento a ustedes, voy a decretar la Navidad para el 1° de octubre; llegó la Navidad con paz, felicidad y seguridad.

Enfatizó:

-Arranca la Navidad para el 1 de octubre.  Para todos y todas (…) Llegó la Navidad, con paz, seguridad y felicidad.

No es la primera vez, por lo demás, que el sucesor de Chávez hace este inusual adelanto. Ya en 2020 decretó su inicio para el 15 de octubre, en tiempos de pandemia. Luego, otro año, la adelantó para el 4 de octubre.

Si hay algo que le pueda importar menos a Maduro es que el resto del mundo celebre la Navidad el 25 de diciembre; para él será el l de octubre y punto. Pero lo que a mí me preocupa es que no sé si tiene capacidad para entender lo que es un ciclo litúrgico; me temo que no.

¿Estará él viviendo el Adviento o la suya será una Navidad sin Adviento? ¿Sabrá, por lo demás, lo que es el Adviento? ¿Lo que significa un tiempo litúrgico?

Porque recordemos que el Adviento es un tiempo litúrgico considerado como “de espera y de esperanza”, que tiene una duración entre 22 y 28 días. No es un día cualquiera de octubre, como se le ha pasado por la cabeza a Maduro. Se trata de los cuatro domingos previos a la Navidad; estos son una preparación para la vivir la Navidad y preparan, también, en la espera de la segunda venida de Cristo al final de de los tiempos.El color litúrgico es  el morado.

 Luego viene la Navidad propiamente tal, tiempo que se extiende desde el 25 de diciembre hasta la fiesta del Bautismo del Señor. El color litúrgico es el blanco y en este tiempo se celebran distintas fiestas: la Natividad del Señor o de Jesús, el 25 de diciembre de cada año; la fiesta de la Sagrada Familia: Jesús, María y José, que
se celebra el domingo siguiente al día de Navidad; la fiesta de Santa María, Madre de Diosque se celebra el 1 de enero; la Epifanía del Señor (o llegada de los Reyes Magos); y el Bautismo de Jesús. Es el domingo siguiente a la Epifanía del Señor y con esa fiesta termina el tiempo litúrgico de la Navidad.

Curioso empecinamiento de Maduro: intervenir ahora en los tiempos litúrgicos de la Iglesia. ¿Megalomanía? A lo mejor ni siquiera eso, sino el afán de mantener dominado a un pueblo que él considera inculto.

Por todo esto resulta inevitable que Maduro sea continuo pasto de mofas. No sé si por asociación o disociación de ideas recordé una anécdota, por supuesto imaginaria, que le achacaban a De Gaulle, quien sí habría tenido excusas de sobra para sentirse superior.

Sus contemporáneos franceses contaban que ese ser superior llamado Charles De Gaulle quería dejarle un pequeño regalo de Navidad en el pesebre al Niño Jesús, en Colombey-les-Deux-Églises, lugar de donde él provenía. Entonces se inclinó y dejó un regalito ante el pesebre, con una tarjeta en que se leía: “Del gran Charles al pequeñísimo Jesús”. Esa historia ya legendaria refleja el gran sentido del humor de los franceses. El problema es que en el caso de Maduro… el tema es en serio.

 

Lillian Calm

Periodista

05-09-2024

 

 BLOG: www.lilliancalm.com

Entradas populares de este blog

LA ZAGA DE NILAHUE… Y TAMBIÉN DE LOS BARAONA

EL “HIPERCONECTADOS” DE UN HIPERCONECTADO

NO TODOS SOMOS LITERATOS