Décadas atrás, hace casi medio siglo, titulé uno de mis artículos: Un venezolano con ciudadanía chilena. Pienso que en esa época ese título tenía algo de singularidad, pero ahora, ante tantos venezolanos con carta de nacionalización chilena, el calificativo resulta hasta anodino. Incluso polémico.
Pero, eso es solo anecdótico. Mi tema es otro: qué gran venezolano con nacionalidad o ciudadanía chilena (como se le quiera llamar), fue don Andrés, fundador y primer rector de la tan zarandeada Universidad de Chile.
Era un sabio. Andrés Bello llegó el 25 de junio de 1829, contratado como Oficial Mayor del Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, pero destacaría en su nueva patria como jurista, político, filósofo, poeta, filólogo, gramático, internacionalista… y, por supuesto, educador.
En su Antología de Andrés Bello, el académico Roque Esteban Scarpa cita, aunque sin individualizarlo, a un descendiente del sabio que dejó escrito:
Pocos hombres influyeron tanto como Bello en la vida chilena sin intervenir de manera ruidosa. Allí, sentado en su silla, pluma en mano, enderezaba a la sociedad, cuidándose de aparentar lo menos posible.
Relevante, me parece, eso de sin intervenir de manera ruidosa, cuando tantos se hacen bombo para no hacer nada. O deshacer lo hecho.
Leo otro testimonio. Data de 1873 y es de Ángel Gallo, quien tiene muchas crónicas de la época. Escribe de Bello: Este maestro tan verecundo, este hombre tan sencillo como franco, este filósofo tan afable como humilde, tan profundo en el fondo como manso y cristalino en la superficie, durante muchos años objeto de odio y de execración, blanco de invectivas, víctima inocente de la ignorancia estólida. El filósofo y el maestro era apostrofado con los epítetos de extranjero y de hereje. Su esposa y sus hijos eran apostrofados con los mismos ultrajantes motes. El aula estuvo desierta de alumnos. El sueldo no se le pagaba puntualmente…
Quizás él se hacía el que ignoraba todo esto. No lo sé. Lo intuyo. Fue maestro de humanidades (cuando hoy parece que hasta las humanidades están en discusión) y esto sin despreciar ciencia alguna; él simplemente realizaba.
Pienso y no puedo dejar de considerar: curiosos los vaivenes por los que suelen atravesar las universidades. ¿Será porque tienen que lidiar con las juventudes de todos los tiempos? ¿Con las juventudes de ayer, de hoy y del futuro? ¿O es que hay autoridades que temen responderles con la potestad del cargo?
Al asumir, la doctora en bioquímica Rosa Devés, primera rectora mujer de la Universidad de Chile (período 2022-2026), señaló: Solo a partir de una comunidad cohesionada será posible cumplir con nuestra misión pública e incidir en el bien común, como se espera de la más importante universidad en Chile.
Y el rector saliente Ennio Vivaldi, médico de profesión, le manifestó: Te hago entrega de una Universidad que tiene una fuerza indoblegable. Tras nosotros vendrán rectoras y rectores. La Universidad de Chile seguirá siendo la Universidad de Chile infinita.
Sí. A pesar de quienes solo buscan zarandearlas, las universidades siguen y seguirán siendo, al parecer y como dijo Vivaldi, infinitas.
Ahora me remito a Andrés Bello, en su discurso inaugural como primer rector:
He dicho que todas las verdades se tocan, y aun no creo haber dicho bastante. Todas las facultades humanas forman un sistema, en que no puede haber regularidad y armonía sin el concurso de cada una. No se puede paralizar una fibra (permítaseme decirlo así), una sola fibra del alma, sin que todas las otras enfermen.
Esta es mi fe literaria. Libertad en todo; pero yo no veo libertad, sino embriaguez licenciosa, en las orgías de la imaginación. La libertad, como contrapuesta, por una parte, a la docilidad servil que lo recibe todo sin examen, y por otra a la desarreglada licencia que se rebela contra la autoridad de la razón y contra los más nobles y puros instintos del corazón humano, será sin duda el tema de la Universidad en todas sus diferentes secciones.
Pero, siempre hay un pero, qué lejos parece estar su pensamiento en 2024. Ni siquiera se han podido presentar en su casa central, y lo triste es que por orden superior, las obras del destacado filósofo Juan de Dios Vial Larraín, para colmo ex Rector de esa casa de estudios.
La razón: al parecer resabios políticos de la historia, que priman más que la razón (aunque, por supuesto, huelgan las explicaciones de todas layas). Priman también más que el intelecto; más que las humanidades.
Releo con don Andrés: . No se puede paralizar una fibra (permítaseme decirlo así), una sola fibra del alma, sin que todas las otras enfermen.
Todo lo que hay que decir está dicho.
Lillian Calm
Periodista
22-08-2024
BLOG: www.lilliancalm.com