Cada vez que sintonizo la BBC (más que de costumbre en los últimos días), esos misiles que van y vienen me trasladan con la mente y el alma a una imagen de la de la Virgen del Carmen. Y, entre tantas, no a cualquier imagen suya.
Se me hace cada vez más evidente, no sin cierta emoción, que la Patrona de Chile se manifestó en esas tierras de Jesús que hoy se debaten a muerte.
No suelo recordar tan en detalle los pormenores de los viajes, pero esa visita a Tierra Santa, con mi amiga Marta Sánchez, también periodista, a principios de 1993, se me quedó grabada a fuego desde la Anunciación hasta la Cruz, y uno de los últimos hitos que visitamos -me atrevería a decir que el último- fue o es el monte Carmelo, ahí donde se inicia la historia de la Virgen en su advocación del Carmen.
De nuestra Virgen del Carmen desde que hace exactamente cien años, el 24 de octubre de 1923, el Papa Pío XI la declaró por decreto patrona de nuestra Patria.
Establece el decreto vaticano: A la Bienaventurada Virgen del Monte Carmelo, Patrona Principal de toda la República Chilena, concediéndole todos los privilegios y honores que a los principales Patronos de los lugares por derecho competen.
Según fuentes pretéritas, el nombre Carmelo que lleva el monte viene de Karm-El o J ardín o Viña de Dios. No es el de un lugar cualquiera, sino que aparece en la Biblia, en el Primer libro de los Reyes (18: 19).
Un sentimiento no fácil de describir me produjo estar en esas tierras bíblicas y, al mismo instante, regresar in mente a Chile, pues a metros del convento del Monte Carmelo que ahí se levanta, en la explanada (o patio del Carmelo, como se lee en ilustraciones antiguas), existe una imagen (la estoy viendo) levantada en 1894. Es una estatua de bronce de la Virgen del Carmen… regalo de la nación de Chile a quien es su patrona y protectora. Impresiona leer la placa del monumento, en esos parajes tan lejanos:
La República de Chile consagra este monumento a la Madre de Dios, Virgen del Carmelo Patrona jurada de sus ejércitos, Protectora especial de sus hogares. En testimonio de gratitud y del amor que deben a Ella la nación y sus hijos. Ave María, gracia plena da a los chilenos que te veneran, amor de Patria y amor de Dios.
¿De dónde proviene el bronce de la imagen? Según la tradición, el ex Presidente de la República, vicealmirante Jorge Montt (gobernó entre diciembre de 1891 y septiembre de 1896), hizo fundir para ello cañones del Ejército de Chile. Fue el obispo Ramón Ángel Jara quien se encargaría de la materialización del monumento, esculpido por el español Felipe Moratilla.
Regresemos a los orígenes, en Tierra Santa: ahí habría vivido el profeta Elías y es precisamente el Primer Libro de los Reyes, recién mencionado, el que nos habla de esa pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que subía desde el mar, y que se observaba desde la cumbre del Monte Carmelo, mientras Elías rogaba a Dios que terminara una larga sequía.
En la nube que trajo una lluvia copiosa se vio a la Virgen María, que, como escriben algunos autores, dando el Salvador al mundo, fue portadora del agua vivificante de la que estaba sedienta toda la humanidad.
La historia nos lleva, siglos más tarde, a la orden de los carmelitas y a su general, san Simón Stock; y también a las gracias especiales para quienes lleven el escapulario. Culminamos en Chile. Seguimos con los padres de la Patria, y la intervención de la Virgen del Carmen en sus triunfos y el devenir del país.
Hoy quizás necesitamos más hechos sobrenaturales que nunca, porque la humanidad sigue sedienta. El Medio Oriente sigue sediento. Nuestro país sigue sediento. Ello a pesar de que quizás, desde lo Alto, ya se nos ha dado demasiado.
Lillian Calm
Periodista
02-11-2023
BLOG: www.lilliancalm.com