Una secuencia de patas tras patas (o metidas de pata) emanan, como desde un surtidor, semana a semana desde La Moneda, los ministerios y otros servicios gubernativos. A veces esto asemeja una verdadera catarata… y si bien reparticiones como la Cancillería también van tomando delantera, al parecer es imposible ganarle en esta loca carrera al Ministerio del Interior.
Uno de los últimos pasos en falso de la ministra Izkia Siches fue protagonizado en Tarapacá, donde confundió al director del Servicio Nacional de Migraciones, Luis Thayer Correa, con un ascendiente suyo: el historiador Luis Thayer Ojeda, fallecido en la primera mitad del siglo pasado. Claro: le sonaba la calle Luis Thayer Ojeda (menos mal que no dijo Tobalaba, que queda solo a metros de distancia). “Me acompaña en este punto el director del Servicio Nacional de Migraciones, Luis Thayer... Ojeda, quien va a impulsar este proyecto [de reforma a la ley de migraciones]...” (sic). (Imperdonable que no lleve un ayuda-memoria).
Otros también se asoman a la competencia, como Giorgio Jackson que no quiso quedarse atrás. Y el propio ministro de Economía, muy desafortunado en una referencia suya, ya hace días, a las pymes. Luego todos salen a dar explicaciones que no convencen a nadie. Me atrevería a agregar, ni a ellos mismos.
El ministro de Economía se ganó su propio meme en WhatsApp. Debajo de una fotografía suya se insertó la siguiente lectura: “No importa que suba la bencina. Yo siempre echo 20 lukas”,
Recibí otro meme (es imposible revisarlos todos, porque mi celular me suele advertir que ya no hay más espacio) que en vez de hacerme reír me ha hecho reflexionar:
“Hago un llamado a limitar las declaraciones públicas. Los que hacemos memes estamos colapsados…”.
¿Qué está pasando? Para unos es inexperiencia; para otros es algo deliberado y hasta… gramsciano.
Cuando recién asumió este Gobierno me vi en la obligación de dedicar una columna entera a las metidas de pata oficiales: del propio mandatario con el rey Felipe VI de España, con Bolsonaro, con cardenales, con un sacerdote…
La del rey de España no fue inocua. Como se ha recordado hasta el cansancio Boric le echó la culpa del atraso con que se inició la ceremonia de trasmisión de mando en Valparaíso. Culpó precisamente a un monarca ducho desde décadas en asistir a aburridas trasmisiones de mando (la última, hace solo días en Colombia, en la cual también se culpó al rey, esta vez de no ponerse de pie ante a la espada de Bolívar, hecho desmentido en una fotografía publicada ayer en el diario digital El Español).
Hasta los periodistas hispanos están cansados, sean monárquicos o no, de que en las ex colonias las emprendan contra el Rey. En el caso de Chile ello dio pie para que el conocidísimo Carlos Herrera Crusset, comunicador y presentador televisivo de la cadena COPE, llamara a Boric merluzo, que según el diccionario en España y en idioma coloquial significa bobo. No imaginaba que en Chile muchos adoptarían el término .Tan es así que hace pocos días él mismo mandatario comentó: “Uno de los insultos que se ha instalado para referirse a mi persona es el de merluzo. No sé si lo habían escuchado alguna vez. Un sector lo tomó y ahora en redes sociales me gritan merluzo…”.
Volvamos a la trasmisión de mando colombiana: ahí se produjo una situación algo embarazosa. Boric quedó sentado al lado de Felipe VI y si en algo coincidieron ambos fue en que si te he visto no me acuerdo. No hubo mayor ni menor intercambio.
Pero, reitero una y mil veces, en materia de metidas pata los laureles se los lleva sin duda la ministra del Interior (aunque, repito, la Canciller se ha sumado a la carrera y hace solo unas horas vivió su impasse con Argentina), así es que sigamos con ella.
Si uno fuera rigurosa tendría que decir que Siches desbarra mañana y tarde, en vez de dedicarse a su tarea. Hoy en Chile campea una delincuencia que no solo ha dejado pálido al far west sino que ha sumido al país en truculencias propias de las capitales del narco. Recibo otro meme, esta vez en blanco pero en blanco por pura ironía. Leo arriba: “Ya no se puede con esta delincuencia…” y abajo: “Se robaron el meme que les iba a publicar”. Esa sola lectura dice mucho. No es solo humorística. Dice demasiado. ¿Hasta dónde…? ¿Hasta cuándo…?
Suelo tener muy presente las palabras de un editor internacional con quien trabajé durante muchos años. Dejé de verlo porque se fue a vivir a Valparaíso o a Viña del Mar, y allá murió. Solía hacer una clara distinción entre repúblicas y republiquetas. Qué pena para Chile haber descendido en picada.
Lillian Calm
Periodista