El título de esta columna es sensacionalista, pero (necesito aclarar) no es el título el sensacionalista. Son algunos o muchos twitteros que no dejan de desinformar con periodicidad proporcionando noticias falsas sobre una de las inteligencias más preclaras de los últimos tiempos: Josef Ratzinger. No Batzinger.
¿Qué pretenden?
Hace unas noches ni siquiera me sobresalté al recibir un Whatsapp con la reproducción de un Twitter: “Fallece el Papa emérito Benedicto XVI”. Y luego “El Vaticano aún no confirma”. Pero para evitar demandas se cuidaron bien, en otro párrafo, de escribir Batzinger en vez de Ratzinger. Como si la B en vez de la R lo exculpara todo.
¿Con qué fin? Me imagino -es solo una suposición- que
confundir a los confundibles y, de paso, ironizar sobre la Iglesia y el Papado. Lo que nunca habría imaginado es que simplemente se trataría de… un juego.
No tardó en aparecer el desmentido, esta vez de la agencia de noticias ACI Prensa: “Benedicto XVI NO ha muerto. Es falso un mensaje que circula en redes sociales”. Y el NO aparecía con la N y la O mayúsculas.
Lo insólito es que esta vez se dio con el autor, que ni siquiera se resguardó bajo el anonimato a diferencia de tantos twitteros. Habría sido entrevistado por el diario La Nación de Buenos Aires. Sería un italiano que se confesó el creador de cuentas falsas desde hace más de una década. ¿La razón? Singularísima: lo haría “a modo de juego”.
Cito de esa entrevista: “Cuando se anuncia en la red, sobre todo
a través de Twitter, el fallecimiento de una personalidad famosa, la noticia se difunde como polvo, rápida y sin verificación”.
Se dice en el medio trasandino que a ese italiano hasta lo han apodado como asesino en serie, porque ha matado o creado cuentas falsas relacionadas con los más diversos personajes, entre ellos Mario Vargas Llosa.
Y no solo eso: sería el autor, además, de entrevistas falsas. Se trataría de un profesor de italiano, historiador y crítico literario nacido en Roma en 1969. Su nombre, según el mismo medio argentino, sería Tommasso Debenedetti.
Pero lo que sí es singular es que una y otra vez se anuncie la muerte del Papa emérito, lo que viene a sumarse a la desinformación producida por fotos trucadas, videos híper falseados, memes indecentes, y hasta supuestas homilías inventadas y atribuidas falsamente a alguno de los Papa. Un texto sobre los jeans (con aire de New Age) se le adjudicó primero a Juan Pablo II y después al Papa Francisco, como asimismo a la Madre Teresa de Calcuta: Necesitamos santos sin velo, sin sotana. Necesitamos santos de jeans y zapatillas.
La mentira ha alcanzado un volumen tan considerable que en 2018 dos periodistas italianos (Nello Scavo y Roberto Beretta, ambos del periódico Avvenire) publicaron un libro titulado Fake Pope, le falze notizie su papa Francesco. Entonces solo recopilaron OCHENTA noticias falsas sobre el pontífice.
A estas alturas, sin dudarlo, ya se haría necesario un extenso segundo tomo de ese libro-denuncia.
Lillian Calm
Periodista