A EMBANDERAR CHILE

 

Lillian Calm escribe: “Fueron centenares los ciudadanos de diferentes ciudades que salieron a gritar ‘viva Afganistán’ y, también, consignas en que advertían que su bandera no sería profanada. La prensa internacional reprodujo el clamor de una mujer: ‘Sacrificaré mi vida por esta bandera’. Qué lección para nosotros, los chilenos, pensé”.

Poco antes de que en Afganistán se produjera la gran debacle -yo diría, mandada a hacer desde el exterior- su pueblo le dio al chileno una gran lección. Ellos, los afganos, se enorgullecen de una bandera también tricolor. Son otros sus colores, pero el rojo es común a la suya y a la nuestra. Sin embargo, en vez del azul y blanco, la afgana lleva negro y verde.

Me impresionó observar esas imágenes que mostraban cómo, ante el avance talibán, multitudes salían a defender su emblema de tres colores.

¿Defenderla de qué? De que se izara en su reemplazo la bandera blanca con la inscripción negra del movimiento integrista musulmán. Es decir, otra bandera u otras banderas.

Fueron centenares los ciudadanos de diferentes ciudades que salieron a gritar “viva Afganistán” y, también, consignas en que advertían que su bandera no sería profanada. La prensa internacional reprodujo el clamor de una mujer: “Sacrificaré mi vida por esta bandera”.

Qué lección para nosotros, los chilenos, pensé. Y más que nada ahora en que la nuestra, la bandera chilena, está siendo agredida. No estoy recurriendo a ninguna metáfora. Recibí un video que muestra una escena filmada en el sur de Chile, en que tras emitir consignas foráneas un puñado de hombres, sin duda nacidos en nuestro suelo, la quema en una hoguera.

Estoy convencida de que tampoco fue simple equivocación que a la entrada de nuestro ex Congreso Nacional, sede de las sesiones de los convencionales constituyentes, se haya exhibido como si fuera solamente una más entre muchas otras, y con la estrella solitaria para el lado que nunca ha correspondido.

Las palabras de una constituyente me ratificaron que ello fue deliberado. Rosa Catrileo señaló en redes sociales: “Chile es un Estado plurinacional. Los pueblos están hablando, es este momento de refundar la historia con muchas banderas y derechos”. ¿Muchas banderas? Y, ¿esa convencional fue elegida para redactar la nueva Constitución de Chile?

Con razón sentenció Marcela Cubillos, también constituyente: “El hecho que a los convencionales les moleste el himno nacional, la bandera chilena y ahora las palabras República de Chile, confirma el fanatismo y maximalismo de sus ánimos refundacionales”.

Estamos en septiembre, mes en que el chileno, durante siglos y décadas, ha llevado muy junto a su alma el nombre de Chile. Y con ese nombre, la bandera.

Recibí un llamado -antes no era necesario llamado alguno- para que embanderemos Chile este Dieciocho. Y con una sola y única bandera: la bandera chilena. Ese llamado se ha hecho viral y dice:

“Estamos cerca de las Fiestas Patrias y como nunca antes debemos preocuparnos de que nuestra bandera esté presente y flamee en todo Chile (…) Hoy está siendo desvirtuada e incluso despreciada. Hagamos una gran campaña para que todos logremos que luzca orgullosamente y como emblema de nuestra Patria. A embanderar Chile”.

No puedo estar más de acuerdo con esa consigna que, más que consigna, es un deber nacional: a embanderar Chile.

 

 

Lillian Calm

Periodista

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